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jueves, 24 de enero de 2019
EL EGO DESMESURADO IMPIDE CRECER EL DESARROLLO PERSONAL
Psicología
/desarrollo personal
Psicólogos de la Universidad de Michigan analizaron
esta actitud para determinar si las personas sabelotodo realmente conocen más
que los demás y si esa creencia de superioridad les permitía aplicar mejores
estrategias de aprendizaje que les permitan profundizar en los conocimientos.
En otras palabras, querían saber si esa prepotencia intelectual nacía del
conocimiento y les reportaba algún beneficio.
Descubrieron que las personas sabelotodo, incluso
cuanto no entendían algo, afirmaban saber más que los demás y que se empeñaban
en buscar información para confirmar su visión parcial mientras ignoraban los
datos que les hacían parecer menos inteligentes. En otras palabras, esa actitud
arrogante intelectualmente no proviene del conocimiento sino más bien de su
ausencia.
Mientras menos sepamos, más nos aferraremos a
nuestras creencias
En la investigación, los participantes debían
rellenar una serie de cuestionarios para demostrar su conocimiento sobre
política, pero los psicólogos insertaron algunas trampas: términos inventados.
Curiosamente, las personas sabelotodo seleccionaban más términos falsos e
insistían en que los conocían. Al contrario, las personas que demostraban un
conocimiento más sólido solían asumir una actitud más humilde y a veces incluso
subestimaban su conocimiento.
Esto recuerda las palabras del filósofo británico
Betrand Russell: “El mayor problema del mundo se debe a que los ignorantes y
los fanáticos están demasiado seguros de sí mismos y las personas inteligentes
están llenas de dudas”. En la Psicología, esto se conoce como efecto
Dunning-Kruger.
En otra fase de la investigación, algunos
participantes leyeron un artículo sobre un tema controvertido que concordaba
con su punto de vista y otro grupo leyó un ensayo que difería con sus
ideas.
Una persona inteligente, cuando encuentra
información que contradice sus puntos de vista, debería buscar un punto de
equilibrio y reflexionar sobre sus creencias poniendo en marcha un pensamiento
crítico. Sin embargo, los psicólogos descubrieron que los sabelotodos solían
elegir los datos que respaldaban sus creencias e ignoraban aquellos que las
contradecían.
Obviamente, esa forma de afrontar la realidad
alimenta su sentido de superioridad intelectual, además de hacerles perder
oportunidades para ampliar su conocimiento integrando otros puntos de vista. En
otras palabras, las personas sabelotodo se han encerrado en su sistema de
conocimientos y creencias, que asumen como una verdad absoluta, y se niegan a
valorar otras ideas que no coincidan con las suyas.
Un “yo” maduro se equivoca, lo reconoce y
cambia
Hasta cierto punto, todos tenemos la tendencia a
rehuir los argumentos que refutan nuestras creencias porque nuestro cerebro
odia la disonancia cognitiva. No cabe duda de que validar nuestras creencias
sienta bien mientras que verlas desafiadas genera incomodidad, sobre todo
cuando se trata de creencias importantes o muy arraigadas.
Sin embargo, una persona inteligente se mantiene
abierta a nuevas oportunidades y si se equivoca, reconoce su error porque es
consciente que para crecer y avanzar es necesario dejar atrás muchas certezas.
Las personas sabelotodo, al contrario, caen en su propia trampa: al basar su
autoestima en sus “amplios conocimientos”, cuando estos son puestos en
entredicho, se sienten inferiores, entran en crisis y necesitan
desesperadamente validar esos conocimientos para volver a sentirse
importantes.
El problema de las personas sabelotodo es que, en
el fondo, esa estrategia de intimidación
intelectual es una máscara para esconder una profunda inseguridad
personal. Para reconocer nuestros errores y cambiar nuestras creencias se
necesita un “yo” maduro y seguro de sí mismo, que no tenga miedo a la
actualización constante y a dejar atrás las certezas para abrirse a la
incertidumbre.
La solución para las personas sabelotodo radica en
romper ese círculo vicioso. Comprender que aferrarse a ciertas creencias en
realidad les impide seguir explorando, descubriendo y aprendiendo. Es un paso
difícil, pero no imposible.
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