Psicología
Social
* EL JUEGO DEL ULTIMÁTUM: SENTIDO DE LA JUSTICIA VS.
BENEFICIO ECONÓMICO
En realidad este juego es muy sencillo e involucra solo a dos personas. En práctica, tienen que decidir cómo dividir una determinada cantidad de dinero. Al azar, se elige a una de estas dos personas y se le pide que realice una oferta a la otra sobre cómo dividir el dinero entre los dos. Si la otra persona acepta, simplemente se divide el dinero y el juego termina pero si rechaza esta oferta, entonces ninguno de los dos recibe nada.
Lo interesante es que la mayoría de las personas que realizaba la oferta
ofrecía una cantidad de dinero que oscilaba entre el 40 y el 50% del total. En
estos casos, la otra persona solía aceptar. Sin embargo, si la oferta realizada
era de menos del 30%, la solían rechazar.
Este juego pone en tela de juicio nuestra supuesta “racionalidad” en lo que se refiere a las cuestiones económicas ya que, cuando rechazamos una oferta, por muy baja que esta sea, esto implica que no nos llevaremos nada. Entonces… ¿qué nos motivaría a tomar esta decisión?
La respuesta es bastante simple: el hecho de que nos hagan una oferta del 30% nos resulta insultante. En resumen, pensamos que la otra persona debería compartir la mitad del dinero y si no lo hace, preferimos castigarla por su comportamiento avaro en vez de aceptar una suma de dinero que no nos resulta relevante.
Obviamente, en este juego se pone de manifiesto nuestro sentido del honor y la justicia y cómo, en algunas circunstancias, preferimos poner estos valores por encima de los beneficios económicos.
Esta explicación está sustentada por un estudio reciente en el cual se sometieron a los participantes a escaneos cerebrales mientras negociaban. Así, se pudo apreciar que cuando las personas rechazaban la oferta, se mostraba una actividad intensa en la ínsula anterior, una zona que se ha asociado con la experiencia de emociones básicas como el odio, el miedo, la tristeza, el disgusto y la felicidad. De hecho, Antonio Damasio ha propuesto que en esta región se cotejan los estados viscerales relacionados con la emoción con la experiencia que estamos viviendo.
¿Qué significa esto? Que una propuesta injusta despierta una fuerte reacción emocional en nosotros y que esta es la principal responsable de que rechacemos la oferta.
Este juego pone en tela de juicio nuestra supuesta “racionalidad” en lo que se refiere a las cuestiones económicas ya que, cuando rechazamos una oferta, por muy baja que esta sea, esto implica que no nos llevaremos nada. Entonces… ¿qué nos motivaría a tomar esta decisión?
La respuesta es bastante simple: el hecho de que nos hagan una oferta del 30% nos resulta insultante. En resumen, pensamos que la otra persona debería compartir la mitad del dinero y si no lo hace, preferimos castigarla por su comportamiento avaro en vez de aceptar una suma de dinero que no nos resulta relevante.
Obviamente, en este juego se pone de manifiesto nuestro sentido del honor y la justicia y cómo, en algunas circunstancias, preferimos poner estos valores por encima de los beneficios económicos.
Esta explicación está sustentada por un estudio reciente en el cual se sometieron a los participantes a escaneos cerebrales mientras negociaban. Así, se pudo apreciar que cuando las personas rechazaban la oferta, se mostraba una actividad intensa en la ínsula anterior, una zona que se ha asociado con la experiencia de emociones básicas como el odio, el miedo, la tristeza, el disgusto y la felicidad. De hecho, Antonio Damasio ha propuesto que en esta región se cotejan los estados viscerales relacionados con la emoción con la experiencia que estamos viviendo.
¿Qué significa esto? Que una propuesta injusta despierta una fuerte reacción emocional en nosotros y que esta es la principal responsable de que rechacemos la oferta.
Cuando la
cantidad de dinero en juego es significativa…
Por supuesto, si el comportamiento del hombre fuera tan lineal los psicólogos no tendría mucho trabajo. Por eso un grupo de investigadores de la Universidad de Melbourne pensaron en replicar el experimento pero haciendo que la suma de dinero fuese significativa para las personas. Para lograrlo, se trasladaron hasta Indonesia.
En esta ocasión, la mayoría de las personas también realizaron ofertas justas donde se dividía la suma de dinero casi a mitad. No obstante, quienes recibieron ofertas injustas también mostraron la tendencia a aceptarlas. Obviamente, mientras más significativa es la suma de dinero, más difícil nos será rechazarla. En estos casos, nuestra corteza prefrontal desempeña un papel dominante sobre la ínsula. En otras palabras, prima la parte práctica que hay cada uno de nosotros.
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