jueves, 28 de febrero de 2019

LA IGNORANCIA: NO NACEMOS SIENDO IGNORANTES, APRENDEMOS A SER IGNORANTES


Psicología/Desarrollo Personal
LA IGNORANCIA: NO NACEMOS SIENDO IGNORANTES, APRENDEMOS A SER IGNORANTES

Siempre hemos pensado que ignorar es un verbo pasivo. La ignorancia es la falta de conocimientos, un estado de desinformación o una carencia de comprensión. Por tanto, calificamos a una persona como “ignorante” cuando desconoce o no comprende algo. 
Ese carácter pasivo implica que, de cierta forma, esa persona no es responsable de su ignorancia, simplemente arrastra consigo esa “carencia”. Es curioso, sin embargo, que no apliquemos el calificativo de ignorante a los niños, a pesar de que estos no suelen dominar los mismos conocimientos de los adultos. 
Eso significa que la ignorancia parte de un presupuesto: algo que deberíamos conocer, pero no sabemos, un camino que debíamos haber recorrido pero no lo hicimos. Entonces la ignorancia abandona su significado pasivo para tener una acepción activa que implica no reconocer algo o actuar como si no se supiera. Caemos en lo que se conoce como “ignorancia motivada”. 
¿Qué es la ignorancia motivada? 
La ignorancia motivada es cuando elegimos, de manera más o menos consciente, no saber más, no profundizar, no comprender. Esa ignorancia es terriblemente peligrosa porque suele conducir a posturas extremas y cercena nuestra capacidad para seguir creciendo y madurando. Cuando decidimos ser ignorantes, alguien más decidirá en nuestro lugar. Nos convertimos en personas manipulables. 
Ya lo había dicho Goethe: “nada hay más terrible que una ignorancia activa”. El filósofo Karl Popper pensaba lo mismo: “La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimiento, sino la negativa a adquirirlo”. 
Esa ignorancia motivada puede darse en todos los ámbitos de nuestra vida. Algunas personas comienzan a sentirse mal, pero en vez de ir al médico para recibir un diagnóstico, prefieren refugiarse en la ignorancia suponiendo que todo está bien. Otras personas sospechan que su pareja le es infiel, pero, en lugar de despejar las dudas, eligen permanecer en la ignorancia. Lo mismo ocurre a nivel político o social: cuando ya tenemos una idea formada, elegimos no escuchar o dar valor a los argumentos contrarios. 
¿Por qué elegimos la ignorancia motivada? 
Un experimento realizado en la Universidad de Winnipeg y la Universidad de Illinois demostró cuan fuerte e irracional puede ser nuestra tendencia a la ignorancia motivada. Estos psicólogos reclutaron a 200 personas y les dieron dos opciones: leer y responder preguntas sobre una opinión (matrimonio gay) con la que estaban de acuerdo, o leer un punto de vista opuesto. 
Quienes decidieran leer la opinión con la que estaban de acuerdo ganarían 7 dólares; pero si elegían la opinión contraria ganarían 10 dólares. Asombrosamente, el 63% de las personas prefirió leer la opinión con la que estaban de acuerdo rechazando la posibilidad de ganar más dinero. 
En ese caso, elegimos ser ignorantes para evitar la disonancia cognitiva. Hemos desarrollado una concepción del mundo haciendo malabares con nuestras ideas y creencias, y tememos que las opiniones contrarias puedan desestabilizar ese castillo de naipes. Por eso preferimos ignorar todo lo que no se corresponde con nuestra visión. Y eso significa que, en el fondo, la ignorancia motivada es una expresión del miedo. 
¿Cómo nos inculcan ese miedo? 
El miedo a nuestra ignorancia es una sensación que nos han inculcado sistemáticamente durante el periodo escolástico. Se trata de la sensación de que no sabemos algo que muchos conocen, por lo que es mejor callar y conformarse”, apuntó el filólogo Igor Sibaldi. 
En la escuela, la ignorancia se va revistiendo de un halo negativo. Se comienza a señalar con el dedo al ignorante. Y eso genera una paradoja porque para superar la ignorancia primero debemos reconocerla, pero no podemos reconocerla por miedo a que nos tachen de ignorantes. El escritor Baltasar Gracián decía que “el primer paso de la ignorancia es presumir de saber”. 

Deshacerse de la ignorancia en realidad no es difícil, basta informarse, “pero ese comportamiento es imposible para la gran mayoría de las personas porque el hábito de sentirse ignorantes se ha convertido en algo más fuerte que su deseo de aprender”, según Sibaldi. 
La ignorancia se convierte en una zona de confort en la que nos sentimos demasiado a gusto como para salir. O quizá ni siquiera nos sintamos tan cómodos, pero el miedo a lo que hay fuera, a todo lo que desafía nuestras creencias, es tan fuerte que nos mantiene paralizados en esa zona de confort. Así elegimos la ignorancia. 
Elige saber 
El ignorante no es el que no conoce sino el que no quiere conocer. Por tanto, el primer paso para desahuciar la ignorancia es desarrollar una mentalidad de crecimiento, una mentalidad abierta que nos permita explorar el mayor número de posibilidades. 
No podemos deshacernos de la noche a la mañana de nuestros estereotipos y creencias, pero podemos ponerlas en duda y buscar más allá de lo que siempre hemos dado por sentado. Debería darnos más miedo morir cada día en una zona de confort que se estrechará cada vez más que salir a descubrir el mundo, por muy diferente o incierto que sea. 

martes, 26 de febrero de 2019

TU SALUD MENTAL ES MÁS IMPORTANTE QUE TU TRABAJO

Psicología/Desarrollo Personal
RAZONES POR LAS QUE TU SALUD MENTAL ES MÁS IMPORTANTE QUE TU TRABAJO

A inicios de los años ‘80, cuando Howard Scott Warshaw tenía 23 años, conoció a Steven Spielberg. Warshaw se había construido un nombre en Silicon Valley después de diseñar el exitoso videojuego para Atari 2600 Indiana Jones, de manera que Spielberg lo eligió para diseñar un juego sobre E.T. basado en su popular película de 1982. 
Atari y Spielberg perdieron un tiempo precioso negociando los derechos del producto, de manera que Warshaw apenas tuvo cinco semanas para crear desde cero aquel juego. El juego de Indiana Jones le había tomado todo un año de trabajo. 
Warshaw se puso manos a la obra. Trabajó frenéticamente las 24 horas del día, los 7 días de la semana. El resultado fue lo que se catalogó como el “peor videojuego de todos los tiempos”. El resultado fue tan desastroso que Atari no solo tuvo un montón de devoluciones, sino que se vio obligada a enterrar millones de cartuchos en un vertedero en Nuevo México. 
Hoy, con un mundo que gira a una velocidad vertiginosa, donde todo “es para mañana”, cualquiera puede sentirse plenamente identificado con la situación de Warshaw. Los entornos de trabajo modernos presionan, esperando que actuemos como máquinas perfectamente engranadas y quieren que tengamos éxito en poco tiempo. Nos piden que pensemos como ordenadores, que abordemos las tareas a una velocidad imposible y respondamos en 5 segundos, para no ser catalogados como personas indolentes.
Es imposible. 
Y estamos pagando un alto precio por ese ritmo de trabajo, sobre todo en términos de salud mental. La Organización Mundial de la Salud ha afirmado que la depresión debe afrontarse como una crisis global y ha alertado de que el agotamiento es el principal riesgo laboral al que nos exponemos, el cual se ha convertido en la “nueva normalidad”.
El principal problema es que el trabajo se considera una insignia de honor. Tener éxito en el trabajo a menudo se equipará con tener una vida exitosa. Nos han programado desde pequeños para trabajar duro, el compromiso con el trabajo está grabado en nuestras conexiones sinápticas. Pensamos que un trabajo bien hecho es un buen motivo para estar orgullosos, cueste lo que cueste. 
Sin embargo, cuando el entorno de trabajo se convierte en un lugar tóxico nos arrebata nuestro equilibrio psicológico y nuestra salud. El trabajo de nuestra vida nos roba toda nuestra vida. Antes de llegar a ese punto y que sea demasiado tarde, hay que hacer un alto en el camino y pensar lo que podemos cambiar.
¿Por qué deberías darle más importancia a tu salud mental? 
1. Porque no eres tu profesión. A pesar de que muchas personas se identifican con su profesión, es importante ser conscientes de que no somos únicamente un psicólogo, un abogado o un médico. Nuestra profesión, por mucho que la amemos, es tan solo una de nuestras distintas facetas, por lo que no debemos permitir que obscurezca el resto. Debemos tener cuidado con esa mentalidad de rol, con confundir la profesión con nuestra identidad, dejando que esta nos defina completamente porque terminaremos siendo una versión limitada de lo que podríamos ser. 
2. Porque no hay “éxito” sin salud mental. Los reconocimientos, las bonificaciones y los títulos elegantes no pueden hacer que recuperemos nuestra salud una vez que la hemos perdido. Si comes encadenado al escritorio o respondes correos y mensajes a mitad de la noche, a largo plazo eso te pasará factura. Y no vale la pena pagar con nuestra salud mental o física. De seguro tu epitafio no se referirá a lo rápido que respondías a los correos electrónicos o a cuán eficiente eras. No cometas el error de cambiar éxito por salud, y de confundir “una buena vida” con una “vida de bienes”. 
3. Porque hay más probabilidades de que todo fluya bien cuando pones límites. Es importante conocer la diferencia entre estar comprometido con el trabajo y preocuparse hasta límites insanos porque solo existen unos pocos pasos de distancia entre uno y otro. Establece límites y horarios, de manera que puedas desconectar del trabajo. Dejar espacio para rituales de descanso y guardar un tiempo para ti en realidad fomenta la eficiencia y la productividad, además de permitirte ser más creativo. Cuando mejor te sientas, más rendirás y con menos esfuerzo. 
La decisión es tuya :)

lunes, 25 de febrero de 2019

LA CALMA: UN POEMA DE DALAI LAMA SOBRE LA CALMA QUE TODOS DEBERÍAMOS CONOCER


psicología / desarrollo personal                                                                               
LA CALMA: UN POEMA DE DALAI LAMA SOBRE LA CALMA QUE TODOS DEBERÍAMOS CONOCER

La calma es uno de los tesoros más preciados para nuestro equilibrio mental pero también uno de los más elusivos, sobre todo en una sociedad que aboga por la inmediatez y donde reina la hiperestimulación. 

La calma es un estado de tranquilidad y serenidad. No implica que los problemas hayan desaparecido sino que no nos afectan, son simplemente como las nubes en el horizonte: sabemos que existen pero también somos conscientes de que tarde o temprano desaparecerán. 

La calma nos permite responder con ecuanimidad ante las provocaciones y nos ayuda a mantener el control en medio de la tormenta, de manera que podamos tomar las mejores decisiones posible y aprendamos a responder en vez de limitarnos a reaccionar. 
Por eso, no es extraño que la calma desempeñe un rol protagónico en el budismo. Esta propuesta filosófica no se refiere únicamente a la calma ambiental sino fundamentalmente a la calma mental. Se refiere a aquietar la mente, de manera que las emociones y los pensamientos no desaten tormentas interiores. 

Nuestra mente no es fija, es más bien un proceso; una corriente mental. Si la mente permaneciera siempre en un pensamiento, se atascaría. Estaría congelada. La mente siempre se está moviendo porque es dinámica. El problema es que a medida que los pensamientos pasan por nuestra mente, se aseguran la continuidad. Por eso la mente no educada salta continuamente de una preocupación a otra. Ese flujo de pensamientos negativos no termina 

Esos hábitos mentales nos sumen en un estado de confusión y agitación muy alejados de la calma. Este hábito es muy, muy fuerte. Nuestra mente es inquiera y es uno de nuestros principales impedimentos para alcanzar la paz interior. 

Este “problema” se resuelve entrenando la mente en la tranquilidad. Esta oda de Dalai Lama a la calma nos ayudará a darle el lugar que merece en nuestra vida: 
Se llama calma y me costó muchas tormentas. 
Se llama calma y cuando desaparece…. salgo otra vez a su búsqueda. 

Se llama calma y me enseña a respirar, a pensar y repensar. 

Se llama calma y cuando la locura la tienta se desatan vientos bravos que cuestan dominar. 

Se llama calma y llega con los años cuando la ambición de joven, la lengua suelta y la panza fría dan lugar a más silencios y más sabiduría. 

Se llama calma cuando se aprende bien a amar, cuando el egoísmo da lugar al dar y el inconformismo se desvanece para abrir corazón y alma entregándose enteros a quien quiera recibir y dar. 

Se llama calma cuando la amistad es tan sincera que se caen todas las máscaras y todo se puede contar. 

Se llama calma y el mundo la evade, la ignora, inventando guerras que nunca nadie va a ganar.

Se llama calma cuando el silencio se disfruta, cuando los ruidos no son solo música y locura sino el viento, los pájaros, la buena compañía o el ruido del mar. 

Se llama calma y con nada se paga, no hay moneda de ningún color que pueda cubrir su valor cuando se hace realidad. 

Se llama calma y me costó muchas tormentas y las transitaría mil veces más hasta volverla a encontrar. 

Se llama calma, la disfruto, la respeto y no la quiero soltar…

sábado, 23 de febrero de 2019

LO QUE LOS DEMÁS PIENSEN DE TI REFLEJA QUIÉNES SON ELLOS, NO QUIÉN ERES TÚ


Psicología /desarrollo personal                                                                               
LO QUE LOS DEMÁS PIENSEN DE TI REFLEJA QUIÉNES SON ELLOS, NO QUIÉN ERES TÚ

Los Sioux tenían un proverbio muy interesante: “antes de juzgar a una persona, camina tres lunas con sus zapatos”. Se referían al hecho de que juzgar es muy fácil, entender es un poco más difícil y ser empáticos es muchísimo más complicado. Y solo se logra si hemos vivido experiencias similares.
Sin embargo, a menudo pretendemos que los demás nos entiendan, que comprendan nuestras decisiones y las compartan o que, al menos, nos apoyen. Cuando no lo hacen, nos sentimos mal, nos sentimos incomprendidos y hasta rechazados. 
Por supuesto, no es culpa nuestra, todos necesitamos en algunas situaciones que alguien valide nuestras emociones y decisiones, es perfectamente comprensible. No obstante, supeditar nuestra felicidad a la aceptación de los demás o tomar decisiones basándonos en el miedo a que los otros no nos entiendan es un gran error.
Porque lo que los demás piensen sobre ti, en realidad dice más sobre ellos que sobre tu persona, refleja quiénes son ellos, no quién eres tú. 
Cuando una persona critica a alguien sin haber sido capaz de ponerse en su lugar, sin mostrar una pizca de empatía y sin intentar comprender su punto de vista, en realidad está exponiendo su forma de ser. Con sus palabras puede estar gritándole al mundo lo mala persona que piensa que eres, pero con su actitud está desvelando que es una persona insegura, con un pensamiento rígido y llena de estereotipos.
Se critica lo que no se comprende o no se quiere aceptar
Lo cierto es que detrás de una crítica destructiva casi siempre se esconde el desconocimiento o la negación. De hecho, muchas personas te criticarán porque no comprenden tus decisiones, no han caminado con tus zapatos, no conocen tu historia y no entienden qué te ha impulsado a tomar ese camino. Muchas personas te criticarán desde el desconocimiento más profundo y, sobre todo, desde una postura arrogante que les hace pensar que son dueños de la verdad absoluta.
En otros casos las personas te criticarán porque verán reflejadas en ti ciertas características o deseos propios que no desean reconocer. De hecho, el escritor francés Jules Renard afirmó: “nuestra crítica consiste en reprochar a los demás el no tener las cualidades que nosotros creemos tener”. Por ejemplo, una mujer que es maltratada por su pareja puede criticar duramente el divorcio, de esta forma reafirma su posición: se dice a sí misma que debe seguir soportando esa situación. Y lo curioso es que mientras más dura sea la crítica, más fuerte suele ser la negación que se encuentra en su base.

En práctica, en algunas ocasiones la crítica destructiva no es más que un mecanismo de defensaconocido como proyección. En este caso, la persona proyecta en los demás esos sentimientos, deseos o impulsos que son demasiado dolorosos o que no es capaz de aceptar, de manera que los percibe como algo ajeno y punible.
¿Cómo sobrevivir a las críticas?
A nadie le gusta ser criticado, sobre todo si las críticas se convierten en auténticos ataques verbales. Desgraciadamente, no siempre podemos evitar estas situaciones, por lo que debemos aprender a lidiar con ellas sin que nos afecten demasiado.
¿Cómo lograrlo? He aquí algunas estrategias poco comunes pero muy eficaces:
1. Ponte en el lugar de quien te critica. La empatía es un poderoso antídoto contra la rabia y el enojo. No podemos enojarnos con alguien cuando comprendemos cómo se siente. Por eso, la próxima vez que alguien te critique, intenta ponerte en su lugar, aunque esa persona no sea capaz de ponerse en el tuyo. Así verás que probablemente se trata de alguien corto de miras, que no ha tenido tus mismas experiencias de vida o que acumula mucha amargura y resentimiento. Te darás cuenta de que no vale la pena molestarse por sus palabras.
2. Asume que es solo una opinión. Lo que los demás piensen sobre ti es su realidad, no la tuya. Esas personas te están juzgando según sus experiencias, valores y criterios, no según los tuyos. Si hubiesen caminado con tus zapatos y recorrido tu camino, es probable que pensaran de una manera muy diferente. Por tanto, asume que esas críticas en realidad son solo opiniones, ni más ni menos, y están bastante sesgadas. Puedes valorarlas y ver si les puedes sacar provecho, o puedes desestimarlas y no dejar que te arruinen el día.
3. Devuelve el golpe con gracia. Cuando se trata de críticas destructivas, lo más conveniente suele ser hacer oídos sordos ya que normalmente esa persona no está abierta al diálogo, si lo estuviera, en vez de juzgar y atacar, mostraría una actitud más respetuosa y comprensiva. No obstante, hay casos en los que es necesario ponerle freno a la situación. Después de todo, cuando tenemos que enfrentar males extremos, hay que recurrir a soluciones extremas. En esos casos, responde sin alterarte y con frases escuetas que no den pie a réplicas. Por ejemplo, puedes decir: “No acepto que me des tu opinión sobre algo que no conoces” o “Creo que no me entiendes, y tampoco quieres hacerlo, así que no acepto que me critiques”.
No critiques sin antes pensar 
En general, los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven”, dijo Nicolás Maquiavelo hace ya varios siglos. Podemos hacer nuestra esta frase que mantiene plenamente su vigencia y asegurarnos de que nuestras críticas contengan la semilla del cambio, que sean constructivas. Criticar por criticar solo significa que tienen la lengua desconectada del cerebro :)

jueves, 21 de febrero de 2019

SITUACIONES QUE TE PERMITEN CONOCER DE VERDAD A UNA PERSONA


Psicología/Desarrollo Personal

 SITUACIONES QUE TE PERMITEN CONOCER DE VERDAD A UNA PERSONA
Las relaciones interpersonales son fuente de grandes alegrías, pero también de profundas desilusiones, las cuales suelen producirse cuando los demás no son capaces de cumplir con nuestras expectativas. Sin embargo, conocer realmente a alguien implica pasar mucho tiempo con esa persona y compartir momentos de intimidad en diferentes contextos. Solo así podremos descubrir tanto su lado positivo como el negativo.

En sentido general, toda relación es valiosa y puede aportarnos algo, pero conocer realmente a las personas más cercanas nos ayudará a ajustar nuestras expectativas y mantener una relación más fluida. Si sabemos qué puede dar cada quien, y hasta dónde puede llegar, no corremos el riesgo de presionarle demasiado, hasta el punto de tensar innecesariamente la relación.

Las situaciones difíciles, esas pruebas que sacan lo mejor o lo peor de la persona

1. Situaciones de estrés
He aprendido que puedes conocer mucho de una persona por la manera en la que se comporta en estas tres situaciones: un día lluvioso, un equipaje perdido y las luces de navidad enredadas”, dijo Maya Angelou. Sin duda, la manera de afrontar el estrés, aunque no sea una situación particularmente grave, puede decir mucho sobre alguien. Cuando estamos sometidos a una gran tensión puede salir lo mejor de nosotros o, al contrario, nuestro peor lado. Hay personas que se irritan hasta tal punto que responden con agresividad y son incapaces de pensar con claridad. Otras intentan culpar a los demás y evitan asumir cualquier tipo de responsabilidad. Otras se ofuscan tanto que terminan bloqueándose, por lo que no pueden pensar con claridad y encontrar soluciones viables. También están aquellas que se crecen y, a pesar del nerviosismo o la tensión, intentan buscar una solución y mantener la calma en medio de la tormenta.

2. Situaciones en las que te necesitan
Puedes descubrir mucho sobre una persona por la manera en que te pide ayuda. Habrá personas que no quieren añadir una carga adicional sobre tus hombros y te pedirán ayuda solo cuando realmente sea imprescindible, pero habrá otras que esperan que siempre estés disponible para ayudarle y que priorices sus problemas sobre los tuyos, aunque estos sean prácticamente intrascendentes. Debes saber que este tipo de personas suelen comportarse de manera egoísta y no terminarán nunca de demandar favores, por lo que es importante que aprendas a ponerles coto cuanto antes. También hay quienes piden ayuda recordando un favor precedente, porque piensan que la amistad significa ajustar cuentas continuamente. Estas personas llevarán un cálculo mental de las veces que te han ayudado y luego creerán que tienen ciertos derechos sobre ti.

3. Situaciones complicadas en las que necesitas ayuda
Solo pueden unirnos los sentimientos, el interés no ha formado jamás amistades estables”, dijo Cicerón. Por eso, no hay mejor manera de conocer a una persona que a través de la ayuda que te brinda cuando la necesitas. Hay personas que solo permanecen a nuestro lado mientras necesitan nuestra ayuda, consejo y apoyo, pero apenas rebasan ese bache, pierden el contacto o inventan excusas para no brindarnos la ayuda que necesitamos. Otras se muestran indiferentes, actúan como si no pasará nada o infravaloran nuestros problemas y emociones. Por supuesto, habrá situaciones en las que los demás no podrán hacer mucho, pero el simple hecho de estar a nuestro lado y brindarnos su hombro ya es más que suficiente. No se trata de que los demás resuelvan los problemas en nuestro lugar, sino de que muestren empatía y comprensión, ayudándonos a atravesar por ese momento difícil. Esas personas que nos tienden la mano cuando más lo necesitamos son auténticos tesoros que deberíamos cuidar con celo.

4. Situaciones de convivencia cotidiana
No hay nada como el día a día y la convivencia para conocer realmente a alguien. ¿Se trata de una persona que respeta tus cosas y tu espacio o, por el contrario, es tan egocéntrica que pretende que tu vida gire a su alrededor? ¿Comparte sus experiencias y emociones o se encierra en sí mismo y te aparta de su vida, como si no tuvieras cabida más que para compartir cosas intrascendentes? ¿Es capaz de discutir sin agredirte? ¿Se compromete con los asuntos cotidianos o se desentiende de ellos y espera que te encargues siempre tú de todo? ¿Se preocupa por buscar tiempo para compartir experiencias o siempre está demasiado ocupada como para pasar tiempo contigo? La convivencia te dirá si alguien es realmente independiente y se preocupa realmente por alimentar la relación, sea del tipo que sea, o si al contrario es egoísta y quiere que vivas para satisfacer sus necesidades.

5. Situaciones de alegría y éxito

Cuando una persona te quiere de verdad, se alegrará por tus éxitos y por tu felicidad, aunque ella misma esté atravesando por un mal momento. Sin embargo, hay personas que muestran su peor cara precisamente en esos momentos pues se esfuerzan por desvalorizar tu esfuerzo o minimizar tu alegría. Estas personas pueden estar a tu lado cuando estás pasando por un mal momento ya que sienten que, de cierta forma, dependes de ellas y esa sensación las empodera, pero cuando remontas y vuelas con tus propias alas tienen miedo a que cortes ese lazo que os une, de manera que se esfuerzan por chantajearte emocionalmente cuando las cosas te empiezan a ir bien. En el fondo, es probable que sientan envidia o que deseen mantenerte atado por medio de la cuerda del sufrimiento y la dependencia emocional.

lunes, 18 de febrero de 2019

ESTRATEGIAS PARA COMBATIR LA SOLEDAD


Psicología /desarrollo personal 
ESTRATEGIAS PARA COMBATIR LA SOLEDAD

Sentirse solos es difícil de sobrellevar ya que las personas somos por naturaleza seres sociales. No por gusto se afirma que nuestros mejores momentos vienen de la mano de las relaciones interpersonales e incluso existen muchísimos estudios que han demostrado que los enfermos que tienen una buena red de apoyo social pueden curarse con más rapidez y tener una mejor calidad de vida. Así, por muy independiente que logre ser una persona, siempre necesitará del calor humano.
No obstante, el hecho de que las familias sean más pequeñas y que la vida cotidiana nos sobrecargue de roles provoca que no siempre se pueda disponer de tiempo para pasarlo en compañía. De esta forma, poco a poco, nos vamos quedando solos o vamos dejando solo a alguien. Entonces aparece la soledad con mayúsculas. En este caso puede hablarse de una soledad no deseada, que está estrechamente vinculada a las emociones negativas y al miedo.

Por ejemplo, se conoce que muchas de las personas que experimentan la soledad realmente tienen problemas con sus competencias sociales. En la base existe el miedo a compartir con los otros y este les compulsa a retraerse impidiéndoles establecer relaciones interpersonales verdaderamente sólidas.
También puede evidenciarse la soledad repentina que es producto de la muerte de la persona (o personas) más cercana o la ruptura con la misma. Finalmente, existe la soledad en compañía que se refiere a pertenecer a un grupo, pero no sentirse parte del mismo porque no se comparten sus valores y formas de pensar. En estos casos las personas se guardan todas sus ideas y sentimientos y la situación puede llegar a ser realmente frustrante.

Cuando se experimenta la soledad no deseada la persona siente un miedo profundo y le invade la sensación de que su vida no es importante. En los momentos de soledad existe mucho tiempo para reflexionar y a veces las respuestas que podemos hallar no son del todo positivas por lo que puede aparecer la depresión e incluso las ideas suicidas.

Es importante distinguir entre dos tipos de soledad:

-La soledad emocional: referida a la ausencia de una relación profunda con otra persona que satisfaga nuestras necesidades de seguridad y afecto.

-La soledad social: referida a la no pertenencia a ningún grupo con el cual compartir intereses y valores.

Estrategias para combatir la soledad

1. Diagnóstico. Conocer qué tipo de soledad estamos atravesando es vital para comprender hacia donde dirigir nuestros pasos. Debes precisar si te sientes solo porque no tienes un grupo de amigos con el cual compartir tus ideas o si lo que echas en falta es un amigo íntimo o una relación amorosa.

2. Eliminar la timidez y abrirse al mundo. Muchas personas se encuentran solas porque son tímidas. Simplemente no se acercan a las personas y por ende, no tienen posibilidades de conocer a nadie profundamente. Probablemente te asombrarías si supieses cuantas personas agradecerían una buena conversación que les alegrase el día.

3. Salir del papel de víctimas. Quienes experimentan la soledad a menudo buscan una serie de explicaciones para su estado que no son sino racionalizaciones. El hecho de que siempre nos hemos relacionado de una forma no significa que es la única manera posible de hacerlo ni que lo continuaremos haciendo en un futuro. La posibilidad de cambiar siempre está a la vuelta de la esquina siempre que exista una motivación y se ponga empeño.

Finalmente, sin importar cuál es el tipo de soledad por la cual se esté atravesando; debemos enfrentarla como una fase transitoria de nuestra vida que puede ser útil para redescubrirnos, reflexionar y cambiar.
Sentirse bien en soledad
La soledad no siempre es un estado dañino, existen personas que la buscan como una valiosa consejera para tomar sus decisiones más importantes. En este caso se trata de la soledad deseada por lo que este estado no se relaciona con la tristeza, sino que es una elección personal.

Normalmente elegir la soledad durante algunos periodos de tiempo es positivo ya que nos brinda tiempo para alejarnos de los estereotipos y creencias que nos rodean y que en muchas ocasiones llegan a determinar nuestra vida sin apenas percatarnos de ello. Los periodos de soledad nos sirven para dar un paso atrás, mirar nuestra vida en restrospectiva y planear el futuro.

Estar solos, sin darles explicaciones a nadie, simplemente disfrutando de aquellas cosas que más nos apetecen lejos de las obligaciones cotidianas puede ser altamente terapéutico y es un ejercicio al que deberíamos someternos más a menudo, sobre todo si llevamos profesiones altamente estresantes.


domingo, 17 de febrero de 2019

¿EN QUÉ ETAPA /EDAD DE LA VIDA NOS SENTIMOS MÁS INSATISFECHOS?

¿EN QUÉ ETAPA /EDAD DE LA VIDA NOS SENTIMOS MÁS INSATISFECHOS?


Un nivel elevado de satisfacción con la vida se ha relacionado con un riesgo menor de desarrollar enfermedades y sufrir trastornos mentales, así como con un mayor índice de felicidad. Obviamente, se trata de un concepto muy subjetivo ya que la “satisfacción” depende en gran medida de las necesidades y las expectativas de cada cual. De hecho, no es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita.
¿Qué es la satisfacción con la vida?
La satisfacción con la vida no es más que la congruencia entre el presente y una situación ideal. En práctica, nos sentimos satisfechos cuando nuestra realidad se acerca lo más posible a nuestro ideal.

Sin embargo, sentirse satisfechos con la vida no implica, necesariamente, tener todo lo que deseamos, sino ser conscientes de que estamos en buen punto y sentirnos agradecidos y contentos con lo que tenemos y lo que somos.

De hecho, numerosos estudios psicológicos han concluido que tener más dinero, ser más inteligente o ser atractivo solo explica el 10% del bienestar y la satisfacción que experimentan las personas. Esto se debe a que la felicidad y la satisfacción no dependen de las posesiones y los logros sino de cómo los asumimos en nuestro proyecto de vida.


¿En qué etapa de sus vidas las personas se sienten más insatisfechas?

Una investigación realizada por científicos del University College de Londres que involucró a personas de 160 países reveló cuál es el momento de nuestra vida en el que nos sentimos menos satisfechos. En los países occidentales ese momento ocurre entre los 45 y los 54 años. 

Los investigadores piensan que esto se debe a que durante esta etapa experimentamos un elevado nivel de estrés y nos asaltan las preocupaciones, tanto en el ámbito laboral como familiar. De hecho, estos son los años en los que se supone que debemos ganar más, incluso a expensas de la salud, ya que somos conscientes de que muy pronto nuestro nivel de productividad disminuirá, lo cual representa una presión añadida.

A esto se le suma que estar prácticamente a mitad de la vida nos hace mirar hacia atrás para sacar cuentas de lo que hemos logrado y lo que nos falta por hacer. Durante esta etapa muchos suelen hacer un balance de su vida y si los resultados que obtienen no les satisfacen, se deprimen.

La buena noticia es que más adelante, a medida que nos acercamos a la jubilación, el nivel de satisfacción con la vida aumenta, lo cual parece deberse a que cambiamos nuestra perspectiva y reorientamos nuestros objetivos y expectativas. De esta forma, logramos vivir de manera más relajada, menos estresados por el futuro.

No obstante, se debe aclarar que este patrón no se apreció en todas las culturas. De hecho, en los países de Europa del Este y de Latinoamérica la satisfacción con la vida va disminuyendo conforme pasan los años. Por otra parte, en los países africanos la satisfacción con la vida parece mantenerse bastante estable a lo largo del tiempo, sin experimentar grandes cambios.

Sin embargo, lo interesante de este estudio fue que los investigadores fueron un paso más allá y se preguntaron de qué dependía la satisfacción con la vida. Así descubrieron que la clave para vivir más años y sentirse más satisfechos era simplemente encontrar un sentido de la vida, tener un motivo lo suficientemente poderoso y movilizador como para seguir viviendo.