Psicología /desarrollo personal
LA ACEPTACION RADICAL: UNA TÉCNICA PARA ALIVIAR EL SUFRIMIENTO
LA ACEPTACION RADICAL: UNA TÉCNICA PARA ALIVIAR EL SUFRIMIENTO
Imagina por un momento que
llevas meses buscando un piso y finalmente encuentras el apartamento de tus
sueños. Hablas con el propietario y te dice que te avisará apenas los
inquilinos abandonen el piso. Esperas una semana, luego otro y otra, hasta que
decides ir nuevamente al piso para descubrir qué ocurre. Entonces encuentras al
propietario firmando un contrato de arrendamiento con otra pareja. Te enfadas y
se lo haces saber, pero él simplemente se encoge de hombros desentendiéndose de
la situación. Piensas que eso no debería estar pasando. ¡No es justo! Pero
sucedió. Y por mucho que te enfades, no podrás cambiarlo.
Sin duda, es difícil aceptar lo
que no quieres que sea verdad. Pero es aún más difícil no aceptarlo. No aceptar
el dolor causa sufrimiento ya que este no es más que la interpretación que le
damos a ese dolor y a las circunstancias que lo rodean. Ante situaciones de
este tipo, es muy útil practicar la aceptación radical.
¿Qué es la aceptación radical
– y qué no es?
“Si acepto lo que sucedió,
entonces significa que lo apruebo, que de cierta forma estoy bien con lo
sucedido”.
“Si perdono a la persona que
me hizo daño, entonces significa que permito el abuso, que no me valoro lo
suficiente”.
“Si acepto la pérdida,
significa que no puedo hacer nada para cambiar la situación. Y eso implica que
me resigno a ser miserable, que me regodeo en el sufrimiento”.
Muchas personas piensan que eso
significa practicar la aceptación radical. Creen que aceptar es ceder o ser
blando. Incluso hay quienes creen que si no aceptan la realidad no
experimentarán tanto dolor. Obviamente, están equivocadas.
Practicar la aceptación radical
simplemente significa que estás reconociendo la realidad, que reconoces lo que
sucedió o está sucediendo, porque luchar contra ello solo intensificará tu
reacción emocional.
Aceptar no significa agitar una
bandera blanca y darte por vencido. Al contrario, cuando aceptas la realidad
tomas el mando porque puedes valorar si quieres o vale la pena cambiarla.
Puedes decir: “Vale, esto es lo que está ocurriendo. ¿Cómo puedo
gestionarlo?”
En otras palabras, la práctica
de la aceptación radical no significa sumisión ni resignación pasiva, sino que
abre el camino a la resolución de los problemas. Si no te gusta algo, lo
primero que debes hacer es aceptar que está ocurriendo porque si estás demasiado
ocupado luchando contra esa realidad, no tendrás suficiente energía para
cambiarla o mejorarla.
La aceptación radical es una
técnica que forma parte de la Terapia Dialéctica Conductual desarrollada por
Marsha M. Linehan, una psicóloga de la Universidad de Washington, aunque ha
sido Tara Brach, psicóloga y profesora de meditación y budismo, quien la ha
popularizado. De hecho, la aceptación radical tiene sus raíces en la filosofía budista, según la cual es
fundamental abandonar las expectativas irreales, que son las que alimentan el
sufrimiento.
Según Tara Brach, la aceptación
radical es “reconocer con claridad lo que estamos sintiendo en el presente,
de manera que podamos lidiar con esa experiencia con compasión”. Carl
Rogers también se refirió a la aceptación: “La curiosa paradoja es que solo
puedo cambiar cuando me acepto a mí mismo tal como soy”. Y hace ya varios
siglos William James escribió: “La aceptación de lo que ha sucedido es el
primer paso para superar las consecuencias de cualquier desgracia”.
La aceptación radical significa
aceptar la vida sin resistirse a todo aquello que no podemos cambiar. Por
tanto, implica decir sí a la vida, tal como es, tal como viene.
Cuando tienes un problema,
puedes luchar contra la realidad juzgando la situación. Puedes luchar contra la
realidad pensando: “No debe ser así”, “Debe ser de esta manera”,
“No es justo” o “¿Por qué me ha pasado justo a mí?”
Sin embargo, combatir la
realidad solo crea sufrimiento. Mientras que el dolor es inevitable en la vida,
el sufrimiento es opcional. El sufrimiento es lo que te sucede cuando te niegas
a aceptar el dolor. En el fondo, negar la realidad significa alimentar
sensaciones de amargura, ira y resentimiento.
De hecho, neurocientíficos de la
Universidad de Harvard comprobaron que cuando no somos capaces de aceptar lo
ocurrido y pasar página, las vivencias emocionales traumáticas se quedan
grabadas como huellas dolorosas en nuestro cerebro, y cada vez que se activan
generan sufrimiento.
Los riesgos de negarse a
aceptar la realidad
Las personas dicen a menudo: “No
puedo soportarlo”, “No puede ser verdad" o “No debería ser
así”. Es como si pensáramos que negarnos a aceptar la realidad evitará que
sea verdadera.
Sin embargo, luchar contra la
realidad es agotador, y no funciona. Rechazar lo ocurrido no cambia la
situación sino que suma otras emociones negativas al dolor que ya sentimos.
Por supuesto, aceptar la
realidad es difícil, sobre todo cuando es dolorosa. Nadie quiere experimentar
dolor, decepción, tristeza o pérdida. Pero esas experiencias forman parte de la
vida y cuando intentas evitarlas o resistirte, solo añades más sufrimiento al
dolor.
La aceptación radical es una vía
para dejar de sufrir y adoptar un papel más activo. Se trata de asumir que la
vida está llena de experiencias que disfrutas y otras que no te gustan. De
hecho, cuando te alejas o intentas evitar la tristeza y el dolor, también
disminuye tu capacidad para sentir alegría.
La evitación de la realidad
también puede dar pie a comportamientos autodestructivos como las adicciones,
que pueden ser útiles para evitar el dolor a corto plazo, pero que a la larga
solo empeoran la situación.
La aceptación radical te propone
convertir tus pensamientos rumiativos en pensamientos de aceptación, como por
ejemplo: “Estoy atravesando esta situación, es dolorosa y no me gusta, pero
asumo que no puedo cambiar lo que ocurrió y sé que estaré bien”.
La aceptación radical
requiere mucha práctica
La aceptación radical requiere
práctica. No es fácil aceptar que el tráfico es una pesadilla, que ha comenzado
a llover el día que querías ir a la playa o que te has enfermado justo antes de
las vacaciones.
Sin embargo, practicar la
aceptación radical en situaciones cotidianas te ayudará a prepararte para
aceptar circunstancias más difíciles en la vida, como la pérdida de una persona
querida, el diagnóstico de una enfermedad o un gran descalabro financiero.
Estas situaciones siempre serán
difíciles y dolorosas, pero aceptarlas significa que puedes empezar a sanar.
Resistirte a la realidad retrasa la curación y añade el sufrimiento al dolor
que ya experimentas.
¿Cómo empezar a practicar la
aceptación radical?
La vida te da muchísimas oportunidades
para practicar la aceptación radical. Si tienes un problema por resolver,
puedes comenzar por ahí. Si decides que no puedes resolverlo, prueba a cambiar
tu percepción sobre el asunto, tu actitud y expectativas ante el problema. Si
tampoco puedes cambiar tu percepción del problema porque realmente representa
un duro golpe, entonces practica la aceptación radical.
Comienza concentrándote en tu
respiración. Céntrate en los pensamientos que vienen a tu mente sobre esa
situación, pensamientos del tipo “no es justo” o “no podré soportarlo”.
Analiza cómo esos pensamientos exacerban las sensaciones negativas y te hacen
sentir peor. Toma nota de esos pensamientos y emociones y no te aferres a
ellos, deja que pasen como si fueran nubes.
A continuación, repite en tu
mente: “Es lo que es”. Repite ese mantra varias veces. Asume que lo que
te molesta ya ha ocurrido, que forma parte del pasado y que ya no puede
afectarte, lo que te afecta son los pensamientos y emociones que ha generado.
En este punto, debes saber que seguirás
experimentando diferentes emociones, no se borrarán de un plumazo, pero poco a
poco serán menos intensas y de seguro no durarán tanto como durarían si te
limitaras a negar la realidad.
Además de aliviar el
sufrimiento, otro beneficio de la aceptación radical es que pasarás menos
tiempo pensando en el problema o la situación pues cuando asumes que no puedes
cambiarla, tu cerebro comienza a “desconectarla”.
De hecho, a menudo las personas
que practican la aceptación radical refieren sentirse más ligeras y aliviadas,
como si les hubieran quitado un peso de encima.
Con la aceptación radical el
dolor no desaparece por completo pero el sufrimiento se disipa. Y como dejarás
de sufrir, el dolor será más llevadero. En este punto estarás en condiciones de
hacer algo, de cambiar aquello sobre lo que realmente tienes el control.
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